Fue uno de esos veranos que te quedan grabados. Alquilamos una moto, recorrimos calas escondidas y nos pasamos los días entre sol, risas y alguna cerveza fría mirando el mar. No había planes, solo ganas de estar juntos. Todo era sencillo, pero se sentía especial. A veces hablamos de volver… pero sabemos que ese verano ya fue único. Y fue nuestro.